Reflexionaba hoy sobre lo difícil que a veces me resulta el perdón, a pesar de que nunca me he sentido rencorosa, a pesar de ser capaz de decir te perdono y desearlo desde el corazón, a pesar de tener claro el hecho de no estar siendo justa, de que al no lograr hacerlo, estoy juzgando el error de otro, incluso a pesar de necesitar perdonar, porque a veces en mí, se llega a convertir en una necesidad vital para lograr sentirme en equilibrio conmigo misma.
Aceptar como somos, para así poder aceptar a los demás, no medir su manera de actuar según el punto de nuestras expectativas, pueden ser dos buenas pautas para comenzar ese arduo camino hacía el perdón verdadero.
"El perdón es el perfume que despide una flor después de ser pisada."